27 de julio de 2013.
Merece salir engañado el que al hacer un beneficio, cuente con la recompensa. Séneca
Muchos de los datos y posiciones de este artículo fueron tomados del Informe sobre Desarrollo Humano 2006 “Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua”, publicado para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Asevera dicho informe, que en el mundo existen buenas y malas experiencias en la intervención del capital privado en el manejo del servicio del agua.
Los buenos resultados que han generado los prestadores privados del servicio del agua son, en su mayoría, en países desarrollados, o sea, en aquellos pueblos donde la gente tiene mucho dinero, lana, paga, para que me entienda.
La razón de ese éxito es muy simple. En el momento de la transferencia de los servicios del sector público al privado, los inversores reciben una enorme infraestructura, con gran fortaleza y, sobre todo, reciben un mercado de clientes con suficiente capacidad económica.
De ninguna manera ese será el resultado en Tuxtla Gutiérrez, con el proyecto de Mejora Integral de Gestión (MIG) de SMAPA, que con tanta emoción promueven las autoridades municipales, gastando grandes cantidades de dinero público en periódicos locales.
Primero, porque el inversionista privado recibirá un organismo quebrado financieramente, endeudado hasta las “cachas”, más obeso que nunca, cargado de aviadores de altos vuelos, plagado de corruptelas pasadas, presentes y, muy posible, futuras.
Segundo, porque su infraestructura hidráulica está sumamente deteriorada, es añeja, suma más años que todo el padrón del “amanecer” en su conjunto. Por ello, vemos cotidianamente que las tuberías del agua potable de la ciudad revientan con la más leve presión. Hasta las venas de un hipertenso resisten más.
Tercero, porque Tuxtla Gutiérrez ha sido la ciudad receptora de la migración de la pobreza rural que Chiapas genera y sigue generando en abundancia. Aquí, la mayoría de los habitantes son pobres, no tendrán tanta paga, para pagar al privado sus servicios, reintegrarle su inversión 3 o 4 veces más, los intereses que generen y, sobre todo, sus costos y sus utilidades. Además, en el recibo también vendrán incluidos, pero sin desglose, los costos que cada habitantes tuxtleco tendrá que pagar por los “cochupos”, alianzas políticas y amistades irrenunciables.
Por esas mismas condiciones, en los países en subdesarrollo, pobres para que me entienda, no han funcionado los esquemas de privatización del servicio del agua, incluso si están disfrazados de PPS, concesión, gestión o “te lo presto un rato” para que cobres lo que quieras durante 25 años.
El Reino Unido fue el último país en realizar la privatización, el cual vendió las redes de abastecimiento al final de los años 80, lo que marcó el comienzo del interés por la privatización de los recursos hídricos en muchos países en desarrollo.
Los resultados obtenidos desde entonces han sido variados. Durante la década que siguió a la privatización, las empresas de suministro de agua del Reino Unido generaron ganancias superiores a lo que se había previsto, pagando dividendos a los accionistas muy por encima de los ingresos promedios de la bolsa de valores.
Esto agotó un conjunto de recursos de capital necesarios para el desarrollo del servicio de agua del Reino Unido. En la prisa por vender los bienes públicos, el interés público sufrió como consecuencia de la privatización.
Eso no es todo, contrapuestos a los escasos casos de éxito, existen más fracasos estrepitosos.
En Cochabamba, Bolivia, un acuerdo de concesión fracasó en el año 2000 en medio de protestas políticas. En Argentina, un acuerdo de concesión de 30 años colapsó con la economía del país en el año 2001. El mismo destino sufrió la concesión otorgada a la zona oeste de Manila, que finalizó en el año 2003. En el año 2004 una concesión en Yakarta terminó en una disputa judicial entre las autoridades municipales y la empresa.
El entusiasmo por las concesiones se ha enfriado hasta el punto de reticencia por parte del sector privado de celebrar cualquier tipo de acuerdo. Importantes empresas internacionales como Suez, la empresa de agua más grande del mundo, Veolia Environnement y Thames Water evitan comprometerse con concesiones en los países en desarrollo, a veces ante la presión de entes reguladores y gobiernos. Por ejemplo, Thames Water se retiró de la operación de una planta en China en 2004, dos años después de que el gobierno chino declarara que la tasa de retorno era muy alta.
¿Qué es lo que salió mal?
Como dijimos al principio, cuando las empresas privadas se introducen en mercados de países desarrollados como suministradores, heredan una gran infraestructura, pagada por las inversiones públicas anteriores, que proporciona acceso universal en un mercado definido por ingresos promedios bastante altos.
En los países en desarrollo, una infraestructura limitada y a menudo dilapidada, bajos niveles de conexión y altos niveles de pobreza aumentan las tensiones entre la viabilidad comercial y el suministro de agua accesible para todos.
Esto último, será el resultado más seguro del proyecto MIG de SMAPA. Lo malo es que los promotores de este proyecto ya no estarán en el gobierno municipal, para dar la cara cuando suceda.
Comentarios al Correo electrónico: jaquinom23@hotmail.com. Twiteer @jaquinom23.

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