Jacob Aquino Muñoz.
01 de julio de 2013.
La política es el arte de buscar problemas,
encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios
equivocados. Groucho Marx
(1890-1977) Actor estadounidense.
Si los estrategas políticos del gobierno de
Chiapas desconocen los tiempos y las formas de la comunicación social es malo,
pero si la conocen es peor, porque podría existir una intencionalidad para
desestabilizar al propio gobierno.
La pasada intervención de la policía en
Venustiano Carranza y la reciente que se registró el sábado pasado en una
convención del sindicato magisterial en el Poliforum de Tuxtla Gutiérrez, tomó
a la sociedad por sorpresa.
Ningún informe previo, ninguna señal, ninguna
información oficial de lo que ahí estaba pasando en torno a la evolución del
conflicto social, mucho menos, la comunicación gubernamental de que se iba a
registrar la acción de las fuerzas de seguridad pública.
Entendemos que casos como la cacería de Osama
Bin Laden se den en el más absoluto secreto, pero intervenir en un conflicto social no merece ese grado de secretismo, sino
todo lo contrario.
En estos tiempos, ya no es posible ocultar el
sol con un dedo. Al registrarse los hechos, instantáneamente, las redes
sociales empiezan a difundir lo que el gobierno no quiere. Cuando la red social
del pajarito (twitter) empieza su vuelo, la información viaja a la velocidad
del sonido, la proporciona quien quiera, al modo que quiera o pueda, con la
intencionalidad que quiera. No hay límites y, afortunadamente, no hay control.
En el caso de la intervención de la policía
en Venustiano Carranza, la primera información la obtuve en Twitter, red social
donde participo asiduamente por mi proyecto editorial. Las primeras noticias y
fotografías daban cuenta de sobrevuelos de helicópteros. Después,
intervenciones de las fuerzas públicas, casas y carros quemados. Según como le
describían algunos twitteros, era una
guerra casa por casa, enfrentamientos a balazos por doquier, asesinatos de
ciudadanos a mansalva, muertos por doquier. Pintaban un Guernica.
Del lado gubernamental, el silencio total,
real y virtual. Hasta el pajarito del twitter se les murió en ese momento. Hasta
el otro día, un solo boletín de gobierno, muy escueto por cierto, y el
silencio absoluto de la mayoría de los medios impresos. Al silencio, le siguió
más silencio. Nada sobre detenidos ni procedimientos de administración de
justicia Mientras tanto, las redes
sociales dando información a todo vapor. En el caso de Venustiano Carranza, la
opinión del ciudadano se formó en torno a la información que recibió.
El caso de la intervención de la policía el
pasado sábado en la reunión del Poliforum de Tuxtla Gutiérrez, se registró una
situación informativa enteramente igual que en Venustiano Carranza.
Casualmente, yo me enteré de que algo estaba pasando en la zona, porque mi
vehículo fue desviado a otra calle diferente que conduce al lugar.
Al rato, empezaron los twittazos a diestra y siniestra, dando a conocer las cosas que
estaban pasando ahí. La información siguió transpirando en las redes sociales
hasta la mañana del domingo. Con los comentarios más agrios hacia el gobierno.
Circulaban en la red escenas impactantes de gente sangrando, gente esposada o
simplemente en el suelo con la caras hacia abajo y las botas de los policías a su
alrededor.
La información que circuló en las redes
sociales impacta a cualquier ciudadano, incluido yo, que soy cuidadoso para
emitir mis opiniones sobre algún hecho. Por ello, busqué información oficial y
otra vez lo mismo, un boletín muy escueto. Lo más importante que decía dicho
boletín es que se trató de rescatar a la gente que los propios maestros tenían
secuestrados desde 24 horas antes.
Si esa información la hubiese recibido 24
horas antes, tal vez tendría, como ciudadano, una opinión diferente a los
hechos registrados y tal vez, sin justificar ninguna brutalidad policiaca,
podría generar en mí cierta aceptación de la necesidad de una intervención de
las fuerzas públicas, porque mi opinión de toda la vida, ha sido, es y será, que
nadie debe ser retenido en contra de su voluntad.
Desafortunadamente, en la vida me ha tocado
tener trato con grupos de maestros y son, estando en grupo, de todo, menos unas
peritas en dulce. Lo que no quiere decir, que estoy a favor de que los eduquen
a punta de toletazos. Por supuesto que no. Hay formas.
Considero que la política debe anteponer el
diálogo primero. Posteriormente, si éste se agota, una comunicación coherente
sobre las actuaciones que el gobierno desplegará. Nunca el tolete primero y el
boletín después.
La información a destiempo, genera dudas
sobre la veracidad de la misma y provoca más interrogantes sobre los verdaderos
motivos de la intervención de las fuerzas públicas. ¿Será cierto lo que el
gobierno me quiere decir o realmente se trató, como muchos twitteros
divulgaron, de una acción para impedir que el magisterio democrático tomara el
control de esa convención?
En lo personal, a mí me importa un bledo
quien está al frente de ese gremio sindical, porque considero que “tan malo es
el giro como el colorado”. Pero también considero que las decisiones deben ser
de ellos y de nadie más. Es un asunto de ellos.
La acción del sábado, hace que el magisterio
democrático cambie de estrategia, porque hoy su enemigo es otro. El bloque
democrático amenaza con regresar en unos días más. Regresarán más fortalecidos
y dispuestos a vengar la afrenta. El problema magisterial de Guerrero así
empezó. Si los maestros del bloque democrático regresan acompañados de los
comuneros de Venustiano Carranza, la situación será de verdad crítica.
Un ciudadano mejor informado, es un ciudadano
que siempre tendrá mejor oportunidad de formar su opinión. Por supuesto, que al
igual que la publicidad, existe la posibilidad de que el ciudadano reciba
información gubernamental que tiene la intención de modificar su conducta, sus
gustos o su opinión.
La estrategia de comunicación social debe
dejar atrás ese método de trabajo, que además de caro, es bastante oneroso
para la misma población.
La comunicación social no es publicidad, al
menos no debe serlo. La comunicación social debe un canal de comunicación entre
gobierno y sociedad. Esa comunicación debe recorrer en ambas vías, es decir,
del gobierno al ciudadano y viceversa.
Claro, eso es posible, siempre y cuando
exista un gobierno receptivo, para las críticas y las propuestas, no solo para
las alabanzas.
OTRAS NOTAS RELACIONADAS CON EL TEMA:
BOLETÍN DEL GOBIERNO DEL ESTADO DEL 01/07/2013
EL JARIPEO CHIAPANECO DE JUAN DÍAZ LA JORNADA 02/07/2013
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