Jacob Aquino Muñoz.
2 de octubre de 2013.
“Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos”. Octavio Paz.
Desde que tengo uso de mi derecho al voto, no he sentido que vivo en una sociedad democrática, salvo en el proceso electoral federal y estatal del año 2000, que vino a romper con todos los esquemas del control del poder político sobre el voto ciudadano.
En ese proceso electoral, la mayoría de los mexicanos eligieron a Vicente Fox Quezada, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), como Presidente de México, rompiendo con más de 70 años de continuidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el poder presidencial.
En el proceso electoral del año 2000, en Chiapas resultó electo como gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, quién ganó mediante una alianza opositora al PRI, partido que también había mantenido el poder por mucho tiempo en esta entidad.
Lamentablemente, ese saludable proceso electoral no se ha vuelto a repetir, al menos en Chiapas. La transición democrática que se impulsó en el año 2000, no logró consolidar un sistema democrático libre de las intervenciones de los hombres del poder. Pronto, volvimos a lo mismo, a elecciones simuladas, por encima de las decisiones de los ciudadanos.
A nivel nacional, Vicente Fox repitió el esquema priísta e hizo hasta lo imposible para que el candidato de su partido resultase ganador en la siguiente contienda electoral. Los ciudadanos vimos que las artimañas electorales habían regresado de nuevo, para agandallarle la elección al candidato más popular en ese momento, Andrés Manuel López Obrador.
En Chiapas la transición democrática no avanzó absolutamente nada. Después del proceso electoral donde resultó electo Pablo Salazar, se registraron elecciones más competitivas, pero no por las decisiones del gobernante, sino porque que el PRI mantuvo su poder del voto en varias regiones de la entidad.
La candidatura de Juan Sabines, no la decidieron los partidos que lo postularon, la decidió Pablo Salazar, quien ha reconocido públicamente que ha sido el más grave error que ha cometido en su vida política. Los resultados que le generaron no desmienten sus dichos.
Ante ello, los ciudadanos nos preguntamos ¿En dónde quedó la democracia? ¿Qué papel jugamos nosotros en el proceso electoral del 2006? Seguramente que ninguno. Como siempre, solo fuimos objeto validadores de las decisiones de los hombres del poder.
Con Juan Sabines la democracia desapareció completamente. El proceso electoral solo sirvió para legitimar sus decisiones. Sabines controló a todos los partidos políticos, inclusive al PRI. Él tomó las decisiones de quienes deberían participar en los procesos electorales y, lo que es peor, quienes fueron los ganadores de las elecciones.
Para lograrlo, las grandes herramientas de Sabines fueron Chiapas Solidario y las Asambleas de Barrio. Con ellas se controló el voto y se nulificó la elección libre y participativa. Así, la democracia se sustituyó por el nombramiento hecho por una minoría corrompida y validado por el voto una mayoría incompetente.
Esos procedimientos nos hacen dudar la democracia chiapaneca. La democracia es el derecho libre e igualitario de cada persona a participar en un sistema de gobierno compuesto por representantes electos legítimamente por el pueblo, con las reglas que se han dado para la competencia electoral.
Cuando existe una falta de democracia, un individuo o un grupo en una posición de poder están excluyendo a otros de la participación en un sistema de gobierno. Cuando eso sucede, el elector goza de su sagrado privilegio de votar, pero solo por un candidato que eligieron otros.
Las campañas electorales que han emprendido recientemente varios diputados chiapanecos están, desafortunadamente, provocando severos daños a la democracia, impactando negativamente en la confianza ciudadana sobre sus futuros procesos electorales.
Además de que esas campañas electorales son ilegales, en los momentos que vive Chiapas carecen de todo sentido ético. Dan la idea de que nada de lo que pasa en la entidad, les importa. Es como si alguien pidiera, con grandes celebraciones, parte de la herencia en un funeral.
A los ciudadanos nos gustaría que algún día, los tribunales electorales cumplan con su cometido. Los ciudadanos soñamos que algún día escucharemos una resolución judicial que inhabilite la participación electoral de los actores políticos que no cumplan con la ley.
Claro, son eso, sueños. Nada de eso sucederá, sino todo lo contrario, porque gobernar dentro de un régimen democrático sería mucho más fácil, si no hubiera que ganar constantemente elecciones.
Página web http://letrasvivas.com.mx/Wordpress/
Artículo publicado en http://www.esdiario.com.mx/opinion/15750-democracia-disfrazada
No hay comentarios.:
Publicar un comentario