Jacob Aquino Muñoz.
23 de septiembre de 2013.
Pocos sospechan al percibir la primera fisura en una pieza de porcelana que esa delgada línea basta para hacerla estallar. Nuria Barrios, escritora española.
Chiapas es una entidad sumamente frágil. Las manifestaciones magisteriales que luchan contra la reforma educativa están demostrando esa fragilidad, al menos, en Tuxtla Gutiérrez en donde los ciudadanos sufrimos, desde hace ya casi un mes, las acciones de protesta de los maestros.
La fragilidad de Chiapas se demuestra en algunos puntos álgidos de infraestructuras estratégicas, que están concentradas en áreas muy pequeñas, las cuales si se trastocan o se dañan, la sociedad completa se paraliza.
Por ejemplo, Tuxtla Gutiérrez tiene dos accesos y salidas principales, al poniente y al oriente de la ciudad. Los tapones a esos accesos que han realizado los maestros, demuestran la fragilidad que tiene la capital en esta materia, porque no existen otras alternativas para ello.
Otro punto muy importante de la fragilidad no solo de la capital sino de casi todo el territorio estatal, está concentrado en los esquemas de distribución y comercialización de combustibles.
Hoy en día, la supervivencia humana depende esencialmente de los combustibles. Es la energía que moviliza al mundo. Por ejemplo, el 70% de la energía eléctrica mundial se genera con combustibles fósiles. El 90% del transporte mundial, incluido el transporte de personas y mercancías, depende de los combustibles.
Algunos países han dado la importancia que los combustibles tienen y, por ello, han generado estrategias muy inteligentes para enfrentar la escacez, independientemente de los factores que la generen. Estados Unidos, por ejemplo, mantiene una enorme reserva petrolera en cisternas construidas con ese objetivo.
Por ello, ante la importancia estratégica que los combustibles tienen, es muy poco entendible que la infraestructura para el abasto de estos productos en Chiapas sea tan frágil y que no existan formas alternativas para solucionarlo.
Hoy en día, el abasto de combustibles a la mayor parte de gasolineras de la entidad chiapaneca se encuentra concentrada en un área muy pequeña al poniente de Tuxtla Gutiérrez, donde Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene sus instalaciones de almacenamiento y distribución de combustibles.
La fragilidad del abasto de combustibles en Chiapas fue demostrada, una vez más, el día viernes cuando los maestros paristas decidieron, como parte de su lucha contra la reforma educativa, obstruir los accesos y salidas de las instalaciones de almacenamiento y distribución de Pemex. En menos de doce horas de paralización del abasto de combustibles, en Tuxtla Gutiérrez se empezaron a sentir sus consecuencias.
Primero, como siempre, se empezaron a generar compras de pánico. Desde el momento en que corrió la noticia de la toma de las instalaciones de Pemex, el pasado viernes, los propietarios de vehículos automotores empezaron a demandar combustibles por encima del consumo normal. Muy pronto, en algunas estaciones de servicio se agotaron los combustibles. Para el sábado en la noche, prácticamente todas las gasolineras de Tuxtla ya estaban cerradas por falta del producto.
Esta situación trajo recuerdos a muchos tuxtlecos de la etapa vivida hace años, por las afectaciones del huracán “Herminia” en 1980 que dejó aislada a Tuxtla Gutiérrez y la gasolina se agotó por varias semanas, hasta que pudieron pasar los vehículos de transportes por las áreas afectadas. Hubo, en esa ocasión, de todo, desde trueque hasta mercado negro y robos de combustibles. Era, esos momentos, el bien más preciado.
Precisamente, las instalaciones de almacenamiento y distribución de PEMEX fueron construidas a raíz de aquel suceso, para evitar situaciones como las vividas en ese entonces. Situación que se ha evitado en su repetición desde hace más de 30 años, hasta este viernes pasado cuando los maestros decidieron llevar su lucha contra la reforma educativa, impidiendo el funcionamiento de esta importante infraestructura.
Independiente de juzgar el nivel de tolerancia que las autoridades mantienen frente a los actos de presión de los maestros, la experiencia de estas manifestaciones debe servir al gobierno como un acicate, para trabajar en la reducción de la fragilidad de las infraestructuras afectadas en estos días.
Por otro lado, los maestros deben pensar en no seguir afectando a la ciudadanía en la forma de sus manifestaciones. El formato utilizado por los maestros no crea simpatías, solo genera rechazo. Deben pensar, que los ciudadanos somos los que pagamos su sueldo y, por lo tanto, deberían tener más consideraciones hacia nosotros.
Asimismo, el gobierno debe tener en consideración que el nivel de tolerancia que ha mantenido frente a las manifestaciones magisteriales, disminuye el nivel de la confianza ciudadana en sus autoridades. En estos momentos, en el caso de la toma de instalaciones de Pemex, la tolerancia y la omisión están hermanados.
Página web http://letrasvivas.com.mx/Wordpress/
Artículo también publica en "Es Diario Popular" http://www.esdiario.com.mx/opinion/15548-escacez-de-gasolina
No hay comentarios.:
Publicar un comentario