OPACIDAD DEL CONGRESO

Jacob Aquino Muñoz.

06 de septiembre de 2013.

La ociosidad camina con tanta lentitud, que todos los vicios la alcanzan. Benjamín Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.

Desde hace más de tres años, el Congreso del Estado de Chiapas ha caído en una severa opacidad. 

Para el ciudadano común, hoy no es posible conocer el trabajo legislativo. Por ejemplo, las Órdenes del Día están actualizadas hasta el 31 de julio del presente año. Así no sirven de nada. Se supone que esta información debe disponerse al público días antes de las sesiones del Congreso, para que la ciudadanía sepa los asuntos que discutirán los legisladores. 

Si usted por ejemplo, va a la página de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, puede localizar rápidamente el Orden del Día de la sesión de ayer, con la información de los asuntos discutidos.

En el Congreso chiapaneco no es posible conocer eso, como tampoco es posible conocer las Minutas de las sesiones pasadas, en virtud de que las últimas fueron cargadas el 28 de junio del presente año. 

Las mismas fechas de atraso tienen los Decretos, las Iniciativas, los Acuerdos, los Dictámenes, los Informes y los Oficios. Ya corrió un río de palabras legislativas, pero no sabemos nada sobre ellas.

Otro documento legislativo, quizás el más importante, es el Diario de Debates. Ese documento no es divulgado cotidianamente por la presente LXV Legislatura. El último documento de este tipo fue cargado en la página del Congreso el 01 de abril del presente año, es decir, desde hace más de cinco meses.

Como muestra, me permito informarle que en la página de la Cámara de Diputados, el Diario de Debates está actualizado hasta el día de ayer, que fue la última sesión que tuvieron los legisladores federales. Con ello, los ciudadanos podemos conocer cada una de las intervenciones que tuvieron los diputados federales en la discusión y aprobación de los asuntos.

En el Congreso chiapaneco nada de esa información existe con suficiente actualización. Lo único que es posible conocer, son los boletines de prensa. Lamentablemente esos boletines no tienen fecha de emisión y la información está redactada para hacer lucir a los legisladores, no sus resoluciones ni su trabajo legislativo. 

Esta opacidad del Congreso no era así. Hace tres años, en el 2010, en la LXIII Legislatura y anteriores, la información legislativa estaba más actualizada, tenía suficiente información para conocer los asuntos y las resoluciones de los diputados locales. En ese entonces, el Congreso del Estado difundía un resumen mensual de actividades que daba cuenta del trabajo legislativo de manera amena y detallada.

¿Porque el Congreso cayó en esta opacidad? No lo sabemos, pero es lamentable que eso suceda. Los mismos legisladores, como la diputada Alejandra Soriano, tienen que recurrir a juicios legales para que el Congreso le brinde la información que requieren. Es un caso inédito en Chiapas, en México y en el mundo.

La situación cambia cuando el trabajo legislativo se encamina para promover una imagen o emprender un objetivo electoral ya trazado. Cuando se trata de eso, la opacidad se vuelve claridad, se sienten las ganas de los legisladores por comunicarse con el electorado, no con el ciudadano.

Por eso mismo, hoy los tuxtlecos nos estamos encontrando, en un tapiz de espectaculares que han llenado de vida y de color las calles de la capital, las caras de algunos legisladores. Es una campaña electoral abierta, disfrazada pero descarada, legal e ilegal al mismo tiempo. 

Es triste que la gente conozca a sus legisladores, por lo que quieren, no por lo que hacen. Es una tomada de pelo al ciudadano que, lamentablemente, les da el resultado deseado, que es meterse hasta el fondo del corazón de la próxima urna electoral. Por eso lo hacen.

Aún faltan casi dos años para que existan las elecciones intermedias federales y las elecciones municipales y de legisladores locales. Entonces, debería haber más prudencia en ese sentido, es necesario ponerse a trabajar, cuando menos un año y medio más, sin pensar en el próximo hueso a roer.

Considero, al igual que muchos ciudadanos, que Chiapas no se merece esas actitudes. Debería de cambiar, al menos, para bien de la política y del servicio público.

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